El voraz Alfonso Cabello, ‘rey’ del kilómetro en el velódromo

El ciclista andaluz conquista la medalla de oro en la contrarreloj C4-5 en los Juegos de Tokio tras batir el récord del mundo con 1:01.557. Es su cuarto metal paralímpico en tres citas. Ricardo Ten y Eduardo Santas rozan el podio en persecución.

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El ciclista andaluz Alfonso Cabello posa con la medalla de oro en los Juegos de Tokio. Fuente: RFEC

Entró a la pista sereno, concentrado, con su imperturbabilidad marmórea. Nada le sacó del rumbo fijado, ni siquiera el descomunal tiempo que había hecho unos segundos antes su principal rival, el británico Jody Cundy. Cuando sonó la bocina Alfonso Cabello salió a mandar, a demostrar por qué tiene seis maillots arco iris en la prueba del kilómetro contrarreloj (C5), su coto privado en mundiales. El andaluz desplegó una enorme demostración de poderío a golpe de pedaladas para conquistar el oro en los Juegos Paralímpicos de Tokio y batir el récord del mundo con 1:01.557. Es el nuevo ‘rey’.

En poco más de un minuto sus esculpidas y aceradas piernas desplegaron todo su potencial obedeciendo a su cabeza y a su corazón, siempre indómito. Un kilómetro, cuatro vueltas al velódromo de Izu y otra gesta que graba para la historia sobre la bicicleta. De apetito insaciable y voracidad sin límites, es ya una leyenda en el anillo, el español más laureado en la pista con cuatro medallas paralímpicas. Que pueden ser cinco porque este sábado hay muchas opciones en la velocidad por equipos.

Cada día sobre las dos ruedas es un nuevo desafío para el ‘rayo’ de La Rambla (Córdoba) y el de la cita en territorio nipón era de gran envergadura porque tenía que lidiar con dos huesos duros de categoría C4, el eslovaco Jozef Metelka y el inglés Cundy, plata y oro en Río de Janeiro 2016 y a los que se les aplica un factor de compensación de casi un segundo que afecta a Cabello. En Brasil hace cinco años, donde logró el bronce, era de casi dos segundos.

Sabía que tenía una oportunidad de volver a morder un oro, como ya hizo en Londres 2012 siendo un imberbe, pero para alcanzar la cima estaba obligado a firmar un registro parecido al que ya hizo en el Mundial de 2014 en Aguascalientes (1:01.683) porque Cundy había conseguido 1:01.847. A él le va la marcha y cuánto más complicado se lo ponen, más motivación y competitividad saca. Arrancó decidido y ligero como una pluma sobre la brillante madera del velódromo japonés y recorrió cada metro derrochando pasión, talento y fuego. Exprimió sus piernas hasta el límite y la recompensa llegó con la presea dorada envuelta con nuevo récord del mundo (1:01.557).

Grito de júbilo y rabia y brazos abiertos nada más concluir la interpretación de su última obra maestra en el oval. Ha sido mucho lo que ha peleado para regresar, nueve años después, a lo más alto del podio paralímpico. Desde su debut en la élite hace ya 11 años, sigue siendo el mismo deportista humilde, competitivo y al que le gusta sufrir, apretar los dientes y pelear por ganarse el pan. Nadie le ha regalado nada, ha tenido que derramar lágrimas y sacrificar mucho para alcanzar la felicidad en su deporte.

Cada carrera ha sido una lección para él, pero hay una que jamás olvidará. En una prueba escolar en Pozoblanco (Córdoba) la gente le miraba con ojos compasivos y los niños a los que se enfrentaba lo hacían con miedo a que los tirase al suelo. Cabello, que nació sin antebrazo izquierdo, se presentó a la prueba con una bici sin adaptación, sin prótesis ni freno delantero y ganó a todos.

“Por más logros que consiga, esas vivencias nunca se me olvidarán, son mi esencia. Lo que soy hoy día se lo debo a esa actitud y educación. Soy muy tenaz y nunca me rindo ante las adversidades, cuanto más difíciles me ponen las cosas, más me motivo y más coraje le echo”, aseguró en una entrevista con este medio. En 2011 sufrió un varapalo que cambió su destino como ciclista. Pese a ser el campeón de España le dejaron fuera del Mundial de carretera y, pese a que pensó en dejarlo, aquello motivó su transición a la pista, en la que se ha erigido como una de las grandes figuras de la historia en el kilómetro contrarreloj.

«Estaba tranquilo, sabía que la carrera era contra mí mismo y que podía estar por debajo del 1:02, y cuando he visto que Cundy lo hacía para nada me he amedrentado, yo también podía hacerlo porque en estos años he estado por delante. La última media vuelta se ha hecho larga, pero he sabido gestionarlo y sufrirlo y sinceramente creo que merezco lo que tengo. Es la recompensa a años de trabajo, esfuerzo y muchas trabas”, ha comentado.

En Londres 2012 no pudo competir de tú a tú con su rival porque fue descalificado tras un error en la salida, por ello, este oro y delante del británico sabe mucho mejor: «Estar aquí, rendir al 110% y que le haya podido ganar, para mí es una satisfacción enorme y una ‘espinita’ clavada que he podido sacarme. Me gusta ganarle estando los dos al máximo nivel, no me gusta que me regalen las cosas y me gusta que me lo pongan difícil».

Ricardo Ten y Edu Santas, cuartos

Con el amargo sabor de la medalla de chocolate se quedaron Ricardo Ten y Eduardo Santas en la persecución de tres kilómetros. El abanderado español se encontró con dos inesperados invitados que se colaron en los primeros peldaños del podio. El ruso Mikhail Astashov, que ya había exhibido sus dotes en carretera, pero no lo tenían controlado en la pista, destrozó el récord del mundo (3:35.954) en la clasificatoria y luego se colgó el oro. Y el canadiense Tristen Chernove, al que habían bajado de categoría, se llevó la plata.

Eso propició que el valenciano, que consiguió el cuarto mejor tiempo (3:42.795), se midiera por el bronce al chino Zhangyu Li, al que ya había vencido en el Mundial de 2019 aunque no en el último disputado en Milton (Canadá) el año pasado. Ten empezó bien la prueba, pero tras el primer kilómetro el rival chino se puso por delante para amarrar la medalla. Por su parte, el aragonés Santas se clasificó con el cuarto mejor tiempo (3:27.682), pero en la disputa del bronce el australiano David Nicholas fue superior por dos segundos. El oro y la plata se la repartieron los británicos Jaco van Gass y Finlay Graham, respectivamente. Y también en kilómetro C5, el almeriense Pablo Jaramillo fue 13º con 1:07.081.

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