Su tozudez, resiliencia y fuerza de voluntad han sido los motores que han llevado a Marta Fernández a avanzar pese a las adversidades con las que lleva lidiando desde que era una niña por la parálisis cerebral que padece. Siempre ha replicado a sus limitaciones físicas con buena cara, desafiando al dolor de su cuerpo a cambio de explotar al máximo su talento entre brazadas. Tras años de trabajo en silencio, esperando su momento, la burgalesa salió del cascarón para experimentar una metamorfosis en el agua con resultados sobresalientes. En mayo en Funchal (Portugal), en su debut en un Europeo, fue de las deportistas más laureadas con siete medallas. Ahora quiere brillar en Tokio, en sus primeros Juegos Paralímpicos, una recompensa a su tenacidad.
Estará en Japón porque se lo ha ganado a pulso en la piscina con varios récords y mínimas A. “Era un sueño que veía lejano, aún estoy en una nube, no termino de creérmelo, es un orgullo y una enorme responsabilidad. Pese a ser una novata en un evento así, no voy de vacaciones, sino a ganar. Espero que la enfermedad neurodegenerativa que tengo y cuya espasticidad va cada vez a peor no afecte a mi rendimiento y pueda lograr algo importante”, recalca. Nació hace 27 años con tetraparesia espástica, que le afecta a todo el cuerpo y tiene carácter progresivo.
“La discapacidad nunca me ha frenado para hacer lo que me he propuesto, pero he tenido que hacer las cosas a mi manera. Aunque cada vez me cuesta más andar, me las ingenio para hacerlo de forma independiente. Ese carácter se lo debo a mis padres, que me han educado con los mismos valores que a mis hermanos, nunca me sobreprotegieron”, asevera. Con tres años ya chapoteaba en la piscina, era la mejor rehabilitación para sus extremidades. “Al principio no me gustaba, le tenía mucho miedo. Ahora es mi forma de vida, me apasiona, no me imagino un día sin nadar. Soy consciente de que tengo más problemas, pero esas dificultades no las noto cuando estoy en el agua, es mi hábitat, donde disfruto y me siento libre”, confiesa.
Forjada en el Río Esgueva de Valladolid
El Club Deportivo Fenba de Burgos le ofreció la oportunidad de competir en 2011 en un Open Regional y ahí destapó las cualidades que atesora como nadadora. La Federación de Natación Adaptada de Castilla y León le echó el ojo y la reclutó para que se formara en el Centro de Tecnificación Río Esgueva de Valladolid. “Allí he crecido tanto a nivel personal como deportivo. Cuando llegué no sabía ni voltear, tocaba la pared y me giraba. Mis entrenadores, Raúl Carrasco y Javier Alonso, han tenido mucha paciencia conmigo, les estoy muy agradecida”, subraya. Debutó en un campeonato de España en 2013 en San Sebastián y desde entonces fue acumulando metales a nivel nacional.
“No era de las más destacadas porque comencé a nadar en categoría S7, no estaba bien clasificada por mi enfermedad, pasé mucho tiempo compitiendo ante rivales que tenían menor discapacidad, no supieron qué me pasaba. Cuando me revisaron y me bajaron a S5 cambió el escenario, todo ha ido muy rápido”, relata la nadadora del CD Fusion, club que preside Geles Fernández Lebrero, paralímpica en Barcelona 1992, Atlanta 1996 (ganó cinco medallas) y Sídney 2000. Su eclosión llegó el pasado verano, tras el confinamiento por la pandemia de la Covid-19 arrojó ese potencial que llevaba en las entrañas.
Las horas acumuladas en la piscina y en el gimnasio salieron a flote. Este curso hizo sonar varias veces la campana al batir la plusmarca nacional hasta en seis pruebas. Primero firmó un gran Campeonato de España en Oviedo, alcanzando la mínima A para los Juegos Paralímpicos en 50 mariposa y arrebatándole con 42.18 segundos el récord a Teresa Perales, su referente: “Me mandó un mensaje de felicitación, fue el que más ilusión me hizo. Siempre la he admirado por su forma de ser y por los valores que tiene. He tenido el lujo de compartir piscina con la deportista española más grande, es súper maja y se preocupa por mí”.
En abril, en las Series Mundiales de Sheffield (Gran Bretaña) llegó el momento más ansiado, la clasificación médico-funcional que se le había resistido en las últimas temporadas y que le abría las puertas para competir internacionalmente. El alivio se dibujó en su rostro cuando fue catalogada como S4-SB3-SM4. El sueño de los Juegos Paralímpicos se trocaba en realidad. “Tenía miedo de que me pasara lo del Mundial de Londres 2019, cuando hice mínima, pero no pude acudir porque no estaba clasificada por falta de competiciones. Cuando pasé la revisión me puse nerviosa, mi cabeza no paró de darle vueltas a las cosas buenas que me esperaban”, dice con una voz henchida de satisfacción.
Siete medallas en su debut europeo
Y no tardó demasiado en ratificar su momento dulce. En Funchal se erigió como una de las mejores nadadoras tras conquistar un botín de siete metales en el Europeo: oro con récord del mundo en 50 mariposa S4 (43.22), platas en 50 braza, 50 y 100 libre, así como un oro y dos bronces en relevos. “Ni en mis mejores sueños me esperaba algo así. Era la primera vez que acudía a un campeonato internacional y las sensaciones fueron inmejorables, disfruté muchísimo nadando y me llevé medallas ante rivales de S5, una clase superior y, por tanto, con menor discapacidad”, añade la burgalesa.
“Los resultados y la progresión de estos meses son fruto de años de trabajo, ha seguido entrenando igual de duro que siempre, con la misma filosofía. Marta es una chica constante, trabaja siempre con ganas. De vez en cuando le tenemos que decir que pare porque debido a su lesión tiene que descansar un poco más, pero es súper currante. De cara a Tokio puede aspirar a todo, siempre que su discapacidad no le impida mantener un óptimo estado de forma”, tercia Javier Alonso, uno de sus entrenadores.
Su espasticidad empeora, los dolores hacen mella, pero la ilusión, la motivación y las ganas de estar en el Centro Acuático de la capital japonesa pueden con cualquier obstáculo. “A veces me dan crisis y de repente no puedo mover un brazo. El cuerpo sufre, pero mi cabeza me dice otra cosa, que todo saldrá bien y que voy a estar preparada para ofrecer el nivel que requiere unos Juegos”, comenta. En Tokio nadará 50 mariposa, 50 braza, 50 libre y 150 estilos. “Participar en unos Juegos es ya un premio, pero no me conformo con solo llegar, quiero luchar por las medallas”, añade Marta Fernández, una bocanada de aire fresco para la natación española.