Eva Moral, la triatleta con alma de bailarina que desafía los límites

Un accidente en bicicleta le dejó en silla de ruedas hace ocho años. Con el triatlón reconstruyó su vida, es una de las mejores del mundo y en Tokio vivirá sus primeros Juegos Paralímpicos, donde aspira a medalla.

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La triatleta madrileña Eva Moral durante la Copa del Mundo de A Coruña. Fuente: Fetri

Durante más de una década estuvo agitando sus pies, casi sin tocar el suelo, flotando entre pliegues de tul. Hace ocho años esas piernas firmes y tonificadas que había esculpido gracias al ballet y al ciclismo quedaron paralizadas por la lesión medular que sufrió tras una caída con la bicicleta. Lejos de abatirse, Eva Moral salió del hospital con redaños para revertir la situación y lo hizo abrazada al triatlón, deporte que le permitió descubrir un nuevo mundo hasta alcanzar su nirvana. Desde su debut en 2014, esta triatleta con alma de bailarina desafía sus límites en cada brazada en el agua y en cada pedaleo con la handbike y con la ‘carroza del demonio’, como llama a su silla de correr, la cual tiene tatuada en el brazo.

Con ella espera brillar en Tokio en sus primeros Juegos Paralímpicos. Al fin saborea la recompensa de todas esas pequeñas semillas que ha ido sembrando a lo largo de su trayectoria. Ese anhelo es ya una realidad. Nunca olvidará el día en el que su vida dio un giro radical, como tampoco el de aquella mañana mientras entrenaba y le comunicaron que su categoría en triatlón -PTWC- entraba en el programa oficial de los Juegos. Dejó a medias la serie y salió rauda hacia casa. Entre lágrimas se echó a los brazos de sus padres, los pilares que le ayudaron a amortiguar el golpe más duro de su vida. “Ese día hice con la handbike el mejor tiempo de mi carrera”, bromea.

En 2013 se precipitó con su bicicleta por un barranco de siete metros de altura en la sierra de Madrid. Su espalda chocó contra un árbol y sus piernas quedaron inmóviles, pero nunca quebraron sus sueños. “Fue en una ruta cicloturista, empezó a llover, en una bajada derrapé en una curva y me golpeé contra un quitamiedos con la mala suerte de que salté por encima del mismo. Desde el primer momento tenía la certeza de que no volvería a andar”, recuerda. Pasó 20 días en la UVI y medio año en el Hospital de Parapléjicos de Toledo. Allí se convirtió en una doctora honoris causa de la alegría, la superación y la fuerza de voluntad, siendo siempre una persona carismática y con una sonrisa perenne que contagia.

“Tuve que partir desde cero, pero era muy positiva, tenía claro que iba a salir adelante, hasta era yo quien le daba ánimos a mi familia”, confiesa. Desde el primer minuto quiso manejar la silla de ruedas y se machacó en el gimnasio con un objetivo claro, competir en triatlón, su gran pasión. “Desarrollé una fuerza en los brazos y en el tronco que antes no tenía. Solo quería volver a nadar, ir en bici y correr, aunque fuese sobre ruedas. El deporte fue lo que me ilusionó y lo que me ayudó a no caer en un agujero”, asegura la madrileña, abogada de profesión.

A los cuatro meses de salir del hospital ganó el campeonato de España de ciclismo en Águilas (Murcia) y una semana después se colgó un bronce en las Series Mundiales de triatlón en Madrid. “Volvía a sentirme libre y feliz”, enfatiza. Desde entonces, Eva Moral ha coleccionado numerosas medallas en europeos y en mundiales, incluso se convirtió en la primera deportista en silla en completar los 42 kilómetros en el maratón de Nueva York.

El camino no ha sido fácil, ha invertido muchas horas de trabajo y de esfuerzo para llegar a la élite. Con la handbike y la silla de atletismo se siente más fuerte, aunque en el agua ha experimentado una gran progresión en los últimos meses. “Nadar siempre fue lo más complicado, las piernas no flotan, se me hunden y tuve que aprender técnicas para ir cada vez más rápido porque era incapaz de dar dos brazadas. A base de constancia y cabezonería he tenido una mejora brutal, ahora soy más completa”, comenta.

Esa progresión se ha visto reflejada esta temporada, en la que ha acumulado buenos resultados, siendo bronce y plata en las Series Mundiales de Yokohama y de Leeds, respectivamente, y plata en la Copa del Mundo de A Coruña: “Las pruebas en las que competí salieron muy bien, está dando sus frutos el entrenamiento, pero no estaban todas las rivales a las que me mediré en Tokio. Voy con las mejores expectativas, la medalla no será fácil. Las sensaciones son buenísimas, estoy en el mejor momento deportivo, ahora habrá que ser fuerte física y psicológicamente”.

El 29 de agosto se enfrentará al desafío que tanto ansiaba, los Juegos de Tokio, un sueño que podrá cumplir junto a Ángel Salamanca, su pareja, que en un principio iba a acudir a la cita nipona como guía de Jota García hasta que el triatleta madrileño prescindió de sus servicios. Ahora acompañará a Eva como ‘handler’, asistiéndola en las transiciones para ayudarle a quitarse el neopreno o a subir a la handbike y a la silla de atletismo. “Es un pilar importante, me ayuda muchísimo en los entrenamientos, me anima y cree en mí”, subraya.

Tuvieron que posponer su boda por culpa de la pandemia de coronavirus y esperan empezar los preparativos con una medalla en Tokio. “Es un extra de motivación, al principio tenía vértigo, he tenido que pelear contra las mejores para clasificarme. Será una prueba dura por el calor y la humedad, pero llego bien preparada tanto física como mentalmente, confío en que no me supere la presión. He entrenado cada día para ser la número uno, todo puede pasar, me encantaría lograr una medalla, pero lo importante es disfrutar al máximo de la experiencia, estoy viviendo algo mágico, una segunda oportunidad y ojalá el broche sea subir al podio”, sentencia.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Eva Moral

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