Alejandro Rojas, un mariposista con humildad y firmeza por bandera

El nadador canario, dos veces subcampeón de Europa en 50 metros mariposa S6, acude a Tokio para competir en sus primeros Juegos Paralímpicos. “El esfuerzo, el trabajo y la constancia me han traído hasta aquí”, recalca.

 

 

Dicen que el precio del éxito es inmenso, pero la recompensa lo es aún más. De ello sabe bien Alejandro Rojas, un nadador con humildad, firmeza y sacrificio por bandera. Perseverar, ese verbo que la RAE define como mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión, lo lleva grabado a fuego desde que decidió tomarse la natación en serio. Con 28 años, después de ser subcampeón de Europa en un par de ocasiones, el mariposista canario recoge los frutos a la tenacidad y a la confianza en sí mismo con su participación en los Juegos Paralímpicos de Tokio.

“Es el sueño que llevo persiguiendo desde que era adolescente, se me escapó hace cinco años en Río de Janeiro, pero con ganas e ilusión tremenda encaré el nuevo ciclo y el premio ha llegado. Conozco mis limitaciones, el talento no es de mis virtudes, por ello, lo que me ha traído hasta aquí ha sido el trabajo, el esfuerzo y la constancia”, recalca. Para soñar en grande hay que dar pasos pequeños y él ha sabido recorrer con paciencia y actitud positiva y motivadora ese camino, a veces lleno de obstáculos.

La capacidad de reinventarse lo lleva de serie, es algo innato. El deportista insular nació con una hemiparesia lateral izquierda por falta de oxígeno durante el parto. “Hasta que no tenía nueve meses y empecé a gatear, mis padres no se dieron cuenta de que algo iba mal. Los pediatras les decían que todo estaba normal, pero ellos insistieron e investigaron hasta que dieron con el problema. Me afecta al brazo y a la pierna, tengo una fuerte espasticidad, que aumenta en momentos de tensión, pero en mi día a día lo llevo bastante bien, siempre me he buscado la vida para hacer cualquier cosa”, explica.

El agua pasó a convertirse en su hábitat, la rehabilitación en la piscina del centro Ciudad San Juan de Dios le ayudó a estimular y a mejorar su movilidad. Aunque su pasión era el fútbol y se empeñó tanto en jugar que acabó consiguiendo la aceptación de la federación para que le dejasen. “En cada entrenamiento me vendaban la pierna para que no sufriese tanto, pero apenas duré un mes porque los médicos me lo prohibieron ya que la parte izquierda de mi cuerpo estaba empeorando”, relata Rojas, que decidió poner la natación en su objetivo prioritario cuando tenía 12 años.

“En el colegio donde estudiaba, una entrenadora me insistió en ir a probar al Club Natación Las Palmas. Era un deporte que no me gustaba, pero me di cuenta de que era el más apropiado para mi discapacidad y para corregir la escoliosis en la espalda. Me lo tomé tan en serio que pasó a ser un estilo de vida, ahora no puedo estar un solo día sin nadar”, asevera el canario, que en estos años ha sido moldeado en la piscina por Francisco Galván. Desde su debut en un Campeonato de España en 2007 en Zaragoza hasta Tokio, 14 años devorando kilómetros con brazadas de voluntad y superación.

Su primera presea internacional llegó en el Europeo de Funchal (Portugal) en 2016, una plata en 50 mariposa S6 a pesar de competir con un esguince de tobillo. “Me lo hice el primer día bajando unas escaleras y los médicos me dijeron que era imposible seguir. No me iba a rendir, sacrifiqué otras pruebas y me lancé el último día al agua para llevarme la medalla, la más especial hasta el momento”, rememora. Unos meses después se quedó a las puertas de los Juegos de Río de Janeiro, sin embargo, no se vino abajo, en su cabeza ya tenía fijado Tokio 2020.

En este ciclo de cinco años los resultados fueron llegando: cuarto en su debut mundial en México 2017, sacó una plata en el Europeo de Dublín en 2018, acabó octavo en el Mundial de Londres en 2019 y este año ha sido cuarto en el campeonato continental de Madeira y bronce en relevo 4×50 estilos mixto. “He dado un salto de calidad, he subido el nivel en cuanto a las marcas. En toda mi carrera, en el 50 mariposa solo había nadado una vez en 34 segundos y esta temporada lo he hecho en 33 segundos hasta en seis ocasiones, un dato que me sitúa en posiciones para hacer algo importante en los Juegos. El principal cambio de estos últimos años es que aprendí a disfrutar del día a día”, subraya.

Rojas, que en las pruebas de velocidad nada solo con el brazo derecho y mantiene el izquierdo extendido y quieto hacia adelante, alcanzó la mínima B en Tenerife, en la penúltima oportunidad que tenía. “Desde enero me acercaba a la marca, quedándome a veces a una o dos centésimas, fue una dura batalla física y psicológica. No llegaba el momento y cuando lo logré sentí alivio, exploté de alegría, el sueño se hacía realidad”, añade el nadador del CD Enagracan, graduado en Educación Física y que estudia Magisterio para ser maestro de Primaria.

Se le da de lujo tratar con niños, de hecho, después de sus duras jornadas de entrenamientos trabaja como monitor en el Aguacan: “Llevo todas las categorías del club, con más de 65 personas a mi cargo. Los pequeños están orgullosos de lo que estoy consiguiendo, me piden los enlaces de las competiciones en las que participo para verme. En estas edades, antes que resaltar el rendimiento en el agua, lo que trato de inculcarles son los valores que a mí me han llevado hasta aquí. Mostrarles que, con trabajo, compromiso y disfrutando pueden llegar hasta dónde se propongan”.

Ahora estará unas semanas alejado de sus alumnos ya que afrontará el desafío más importante de su trayectoria, los Juegos Paralímpicos. “Estoy como un niño cuando va a un parque de atracciones. Estoy con ganas de vivir la experiencia a tope, de estar en la ceremonia de inauguración, de pisar las instalaciones del centro acuático de Tokio y de saborear cada momento porque no sé si volveré a estar en una cita tan importante. Quedar entre los seis primeros sería un regalo, pero he currado mucho para este evento, así que acudo con máximas aspiraciones, siempre soy ambicioso e intentaré pelear por la medalla, sin guardarme ninguna carta. Sé que estará complicada, pero trataré de ponérselo difícil a mis rivales dejándome la piel en la piscina”, remata.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Alejandro Rojas

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