El pionero Jairo Ruiz, tres deportistas en uno

El almeriense, medallista de bronce en Río de Janeiro 2016, nada, pedalea y corre desde hace una década en la élite del triatlón. En Tokio va a por su segundo metal en unos Juegos Paralímpicos.

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‘La vida no da batallas fáciles’, rezaba la pancarta con la que el Frente Atlético homenajeó en el estadio Vicente Calderón a Jairo Ruiz, poco después de conquistar en Río de Janeiro 2016 la primera medalla para España en triatlón en unos Juegos Paralímpicos. El almeriense, que nació sin antebrazo izquierdo, ha tenido que librar más de una contra los propios límites a lo largo de su vida. Con brazadas, pedaleos y zancadas de tesón, el andaluz ha alcanzado la élite de este exigente deporte. Con 32 años figura en el Top 4 del ranking mundial en clase PTS5 y quiere añadir a sus vitrinas su segundo metal en unos Juegos. En Tokio aspira al podio: “Confío en mis opciones, me encuentro fuerte”.

Desde hace seis años se dedica profesionalmente al triatlón, aunque su pasión de pequeño eran los coches y las motos. A su padre, Paco, le gustaba restaurar vehículos clásicos y Jairo siempre andaba pegado a él. “Me encanta todo lo relacionado con el motor y la velocidad. Cuando puedo escaparme voy a algún circuito para pilotar un kart. Algunos me miran asustados porque me falta parte del brazo, pero luego me ven conducir y no se lo creen. El tener una discapacidad nunca ha sido un problema, tuve la suerte de crecer en un entorno familiar muy positivo”, asegura.

Esa perseverancia, coraje y pundonor empezó a cultivarlas de niño a través del deporte. En el pabellón del barrio de Los Ángeles, que fue rebautizado con su nombre, inició su carrera en la piscina. También coqueteó con el taekwondo, aunque la natación le acabó tirando más. Acudió a campeonatos nacionales, pero un día estando de vacaciones decidió probar el triatlón. “Lo pasé muy mal en mi primera prueba en Almería, fue duro porque no tenía control en la bici y corriendo sufrí flatos y tirones. Sin embargo, me dejó buenas sensaciones, fue un flechazo”, explica.

Desde entonces, este deportista tres en uno no ha parado de nadar, volar sobre ruedas y correr en el asfalto para labrarse un palmarés espectacular: colecciona numerosas medallas de Series Mundiales y Copas del Mundo, tiene una plata y un bronce mundial, así como cuatro platas y dos bronces en campeonatos europeos. Pero en sus vitrinas hay una presea que brilla con una luz diferente, el bronce de Río 2016. “Es lo más especial que tengo, fue el debut del triatlón en unos Juegos Paralímpicos y era una recompensa por el duro camino que tuve que recorrer para clasificarme”, dice.

La medalla de Río, una motivación

Tanto le costó conseguir aquella medalla que no se separa nunca de ella. “La tengo en la habitación de la residencia Blume en Madrid, donde vivo. Y cuando tengo días de descanso y voy a Almería me la llevo, siempre va conmigo a dónde esté viviendo. Me sirve para motivarme y para querer más”, asegura. Otro momento imborrable en su trayectoria lo firmó hace un par de veranos en Roquetas de Mar tras convertirse en el primer paratriatleta en disputar un campeonato de España absoluto. “Supuso un reconocimiento a nuestra modalidad, que era lo que estaba buscando. He notado que muchos triatletas élite hablan ahora de nosotros de otra manera, empiezan a valorar nuestro trabajo”, zanja.

Durante cinco años defendió los colores rojiblancos del Triatlón Atleti, pero ya lleva un par de temporadas enrolado en las filas del Ecosport Alcobendas, “un equipo que está haciendo una apuesta fuerte por el paratriatlón, están comprometidos con la integración e inclusión. El club está en primera división y al disputar pruebas de nivel me ayuda a crecer y a mejorar mi rendimiento”. Este año apenas ha podido competir, ganando un bronce en las Series Mundiales de Leeds y una plata en la Copa del Mundo de A Coruña, pero se ha preparado duro con 24 kilómetros en la piscina, 380 con la bici y 45 corriendo cada semana.

“He tratado de aclimatarme a las condiciones que tendremos en Tokio, para ello he entrenado en Madrid y en Almería, donde tenemos calor y humedad de sobra, así que no me preocupa tanto las condiciones con las que nos vamos a encontrar”, apunta. La natación no es su principal arma, pero en el último año ha dado un pequeño salto. “Siempre ha sido mi lastre, la clave será no perder tiempo con respecto al grupo de cabeza. Espero poder plasmar mi constancia en el agua. Con la bici sé sufrir un poco más sin tener miedo a no ser capaz luego de correr a pie”, recalca el andaluz.

En la ciudad nipona, Jairo Ruiz tendrá al canadiense Stefan Daniel, al alemán Martin Schulz, al británico George Peasgood y al americano Chris Hammer como grandes adversarios. “Llego fuerte, confiado y con mucha ilusión, tengo unas ganas tremendas de competir. Los rivales están cada vez más competitivos y las diferencias de tiempo se van acortando, llegamos a meta todos con tiempos similares. Sé que puedo repetir lo que hice en Río, es algo ambicioso y difícil, pero lo veo realista por mis resultados en los últimos tiempos, tengo capacidad para plantar batalla y estar en el podio. Parto con la idea de que no soy uno de los favoritos, pero si me sale una buena carrera puedo estar cerca del segundo puesto y pelear por la plata o el bronce”, sentencia uno de los pioneros de la ‘ParaTriArmada’.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Jairo Ruiz

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