Eduardo Santas lleva el ciclismo en las venas, forma parte de una saga de apasionados de las dos ruedas, desde niño estaba destinado a seguir los pasos de su abuelo, de su padre y de su hermano. Ese fervor por la bicicleta no lo frenó ni la parálisis cerebral que sufrió por una varicela a los cuatro años. Con pedaladas de tenacidad ha superado cualquier rémora hasta convertirse en una referencia del equipo paralímpico español, en un ciclista ‘todoterreno’ capaz de rendir tanto en el velódromo como en el asfalto. Tras ganar el maillot de campeón de Europa y rozar el podio en el Mundial, llega lanzado a los Juegos Paralímpicos de Tokio.
“Empecé por rehabilitación, ahora es mi modo de vida y mi profesión. Sé que tengo mis limitaciones, pero nunca fue un impedimento para llegar a la élite. Tengo una hemiplejia en el lado derecho del cuerpo. El pie lo tengo muerto, no responde a estímulos, el gemelo no tiene fuerza y el cuádriceps apenas desarrolló músculo. Tengo desviada la columna, la pierna más corta y la mano sin coordinación, me cuesta coger cosas”, explica. Comenzó en la bicicleta enrolado en el Asesoría Santas, el club que patrocinó su progenitor, y pasó por todas las categorías inferiores hasta que descubrió el ciclismo adaptado.
“Con 18 años estaba algo mermado por mi problema y decidí cambiar para competir al máximo nivel con gente con las mismas dificultades que las mías”, relata. Se enfundó la elástica rojigualda de la selección en 2013 y al año siguiente se colgó su primer metal en su debut mundialista en Aguascalientes (México). “Desde entonces no me he bajado del podio, siempre he cumplido en cada cita”, afirma orgulloso el zaragozano, un corredor completo tanto en el circuito oval como en la carretera.
Su currículum le avala: 14 preseas en siete mundiales sobre el parqué, oro en la velocidad por equipos en México 2014, plata por equipos y bronce en scratch en Apeldoorn 2015, bronce en el kilómetro y en velocidad por equipos en Montichiari (Italia) 2016, plata en scratch y por equipos en Los Ángeles 2017, otro bronce en velocidad en Brasil 2018, dos platas en persecución y contrarreloj en Holanda 2019 y cuatro bronces en Milton (Canadá) 2020. Además, en la especialidad en ruta posee dos bronces. Y uno de los galardones que más brilla en sus vitrinas es el bronce en la velocidad por equipos en los Juegos de Río.
De momento, se le resiste el maillot arco iris en una prueba individual, pero no le obsesiona. “Me lo tomo con tranquilidad, ojalá llegue algún día, aunque si no es así, no pasa nada, tengo un palmarés importante, he conseguido muchas cosas. Ahora mismo prefiero ganar una medalla en Tokio antes que ser campeón del mundo. En Canadá lo tuve cerca en la persecución, en la pelea por el bronce hice el mejor tiempo de todos los ciclistas y si lo hubiese hecho en la clasificatoria, quizás me habría llevado el oro”, resalta el ciclista del Fundación Euskadi, que preside Mikel Landa y que le ha permitido optimizar al máximo su rendimiento entre los élites.
De hecho, este año se convirtió en el primer ciclista con discapacidad en competir en un campeonato absoluto en carretera. “Participé en la crono con gente de un nivel brutal, algunos corren en el Tour de Francia. Fue una experiencia bonita, disfruté y demostré que los paralímpicos somos ciclistas muy profesionales y no cuatro cojos que van de paseo en bici”, apunta Santas, que en junio pudo cumplir otro objetivo, ser campeón de Europa. “Me llevé el oro en la contrarreloj y la plata en fondo, es un sueño realizado, me hizo mucha ilusión”, añade. En el Mundial de Cascais (Portugal) se quedó cerca del podio.
Durante estos meses ha devorado kilómetros entre la Comarca de Tarazona, la Ribera del Ebro, el Moncayo y Murcia, así como en los velódromos de Tafalla (Navarra), Valencia, Anadia (Portugal) y Mallorca. “En cinco años he progresado bastante desde que empecé con mi entrenador Jesús García Pallarés, me he afianzado en la persecución y en la ruta, siempre manteniéndome en posiciones de podio. Me encuentro a un nivel muy alto, algo que me permite ser muy optimista en Tokio”, comenta.
Santas es una de las bazas del equipo dirigido por Félix García Casas y apunta a los metales en categoría C3. “Los Juegos de Río no los disfruté del todo por la presión que tenía. Esta vez los afronto con más tranquilidad, madurez y con ganas de vivir la experiencia. Me considero bastante versátil y me veo capaz de sacar medallas en las dos modalidades. Tengo opciones en la contrarreloj y en la ruta, aunque la prueba que más he preparado ha sido la persecución, estoy en tiempos muy buenos para aspirar a medalla”, añade el ciclista multidisciplinar.