El baloncesto en silla femenino, 29 años de espera para alcanzar el Olimpo

La selección española no disputaba unos Juegos Paralímpicos desde Barcelona’92. Las ‘guerreras’ debutan este jueves en el Ariake Arena de Tokio frente a Estados Unidos. “Somos competitivas y rebeldes, podemos dar alguna campanada”, dice Sonia Ruiz.

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Arriba, las 12 'guerreras' que competirán en Tokio. Abajo, las pioneras en los Juegos de Barcelona'92.

‘Cuando un sueño se te muera o entre en coma una ilusión, no lo entierres ni lo llores, resucítalo; Y verás que tú puedes volar, y que todo lo consigues. Y verás que no existe el dolor, hoy te toca ser feliz’. La melodía del ‘Mago de Oz’ las guio hasta el Olimpo, la canción que escuchaban antes de cada partido en el Europeo de Rotterdam (Holanda), escenario en el que se consumó la mayor gesta del baloncesto femenino español en silla de ruedas. El 4 de julio de 2019 España lograba el billete para unos Juegos Paralímpicos tras 29 años de ausencia.

Después de tanto tiempo de penurias, ostracismo y falta de recursos, las chicas saborearon el exquisito manjar tras alcanzar la clasificación para el mayor evento deportivo. Este jueves a las 10.00 hora española (17.00 en Tokio) debutará en el Ariake Arena frente a Estados Unidos. Las ‘guerreras’ continúan el legado que empezó a cultivar en Barcelona’92 un puñado de valientes pioneras que allanaron el camino a las siguientes generaciones.

Las 12 protagonistas que compitieron en el Pabellón Olímpico de Badalona fueron: Chelo Gómez, Begoña Baños, María José Moya, Montse Gracia, Pepi Rosa, Antonia Montoro, María Comino, Loli Sanda, Ana Rosa Casal, Matilde Ruiz, Candelaria Vera y María José Sola. Todas ellas, con Ramón Gisbert a la cabeza, el principal adalid del basket femenino, la persona que promovió en 1976 en Cataluña el primer partido con participación de mujeres con el antiguo ANIC. Él dirigió también a esa primera selección que compitió en el Europeo de Charleville (Francia) en 1989 y en el Mundial de Saint Ettienne (Francia) al año siguiente.

Y con un pobre bagaje de encuentros se presentaron en los Juegos de Barcelona’92. “Era muy complicado llevar adelante la preparación del equipo, mientras los hombres tenían sillas nuevas y personalizadas, nosotras tuvimos sillas de talla estándar, algunas nos llegaron en la misma Villa Olímpica, solo contamos con tres concentraciones y las chicas tenían poca fundamentación de baloncesto en silla de ruedas. Pese a ello, se trabajó lo mejor posible, no había la calidad actual, pero las jugadoras lo dieron todo, dimos un paso importante en este deporte”, relata Gisbert.

“La Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física no nos lo puso nada fácil después, nos mandaron al hangar del olvido. Se consiguió organizar el Europeo de 1997 en Madrid y tras mi insistencia se inscribió al equipo, llevado por otro veterano, Josep Sabaté, y ahí llegó la primera victoria de España, frente a Israel”, informa. Luego llegaron años de desidia y hasta 2003 no resurgió otra vez el basket femenino, que ha tenido que luchar contra viento y marea para hacerse notar, así como reinventarse muchas veces.

“Ha sido demasiado tiempo sin estar en una cita tan importante, ha costado muchísimo, esto es el fruto de personas que han estado antes que nosotras y que se han dejado la piel, han puesto sus recursos humanos y económicos para que la selección no desapareciese y se mantuviese a flote. También ha sido gracias al esfuerzo titánico y al talento que tienen las jugadoras del equipo actual, que han ido creciendo cada día y han demostrado su valor y carácter, dispuestas a pelear contra quien fuese para lograr el objetivo”, comenta el seleccionador español, Abraham Carrión.

El gran despegue de la selección

El jerezano y su cuerpo técnico supieron sacar la mejor versión de esta selección desde que llegaron al banquillo en 2015. Las llevaron a su primer Mundial en 24 años y, luego, a sus primeros Juegos por méritos deportivos, ya que en Barcelona’92 el combinado nacional participó como país anfitrión. “Ha habido momentos muy duros, pero también ha sido un camino precioso pese a las dificultades que nos tocó vivir. Nos hemos llevado muchos palos extradeportivos, hemos tenido que remar a contracorriente, pero cuando trabajas con pasión y crees en lo que haces, se acaban alcanzando las metas”, recalca Sonia Ruiz, la capitana.

Junto a la murciana, Vicky Alonso también estuvo en aquella reunión en Dos Hermanas (Sevilla) en 2002 donde la selección femenina volvió a resurgir tras seis años en el olvido. “Han sido 19 años de trabajo, de sacrificar muchas cosas, de perder dinero, pero lo volvería a repetir. He visto caer a muchas jugadoras que no han podido conseguir este sueño y hemos tenido que superar muchos obstáculos, como la falta de oportunidades a las mujeres en nuestros equipos o las escasas concentraciones para preparar un torneo. Ha merecido la pena, ahora queremos disfrutar cada minuto”, apunta la gallega.

Estar en la cita de Japón es la recompensa a años de sacrificio y arduo trabajo. Están a pocas horas del estreno en los Juegos frente a Estados Unidos. Luego tocará Holanda, la gran favorita al oro, China y Argelia. En el único torneo de preparación, las españolas ganaron a Alemania y plantaron cara a las holandesas, campeonas del mundo. “Somos capaces de competir ante cualquiera, aunque nos falta experiencia y capacidad competitiva durante los 40 minutos para ser igual de fuertes que las grandes”, dice Carrión.

El entrenador andaluz analiza a cada una de las rivales con las que tendrá que lidiar España en la capital tokiota: “Con Estados Unidos perdimos de un punto en el Mundial de Hamburgo 2018 y tuvimos posesión de tiro para ganar. Suponemos que han evolucionado, pero nosotras también, tenemos ganas de revancha. Es un equipo con mucho movimiento de balón, con calidad y con Rose Hollermann como referencia”.

“Holanda es la bestia negra de cualquier equipo, así que mejor tenerla en la fase de grupos que no en cuartos de final ya que perderías todas las opciones de medalla. Cuentan con la jugadora más dominante a nivel mundial, Mariska Beijer. China fue cuarta en el último Mundial y campeona de Asia, podemos hacerles daño con nuestro juego interior y de transiciones. Y Argelia, la más desconocida, se basa en dos jugadoras, tienen menos rotación que otros equipos, pero ponen garra y te pueden hacer sorprender si te descuidas. Nuestras armas son la humildad, el sacrificio defensivo, la mentalidad de grupo y el trabajo. Creemos en nosotras y vamos a pelear por nuestros sueños”, añade.

Las jugadoras no se conforman con haber llegado hasta los Juegos, quieren más. “Somos muy competitivas, rebeldes y podemos dar alguna campanada. Nadie irá con la misma ilusión que España y si seguimos con esta dinámica positiva podemos luchar por el bronce”, sostiene Ruiz. “Hay que competir, dar lo máximo y soñar a lo grande. Podemos plantar cara a las potencias, a algunas ya les hemos dado algún susto y si desarrollamos nuestro juego podemos hacerles daño”, remata Alonso. Sonia Ruiz, Sara Revuelta, Lourdes Ortega, Isa López, Michell Navarro, Almudena Montiel, Judith Núñez, Agurtzane Eguiluz, Beatriz Zudaire, Cruz Ruiz, Vicky Alonso y Vicky Pérez también pasan a formar parte de la historia de este deporte.

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