Vicky Pérez, de canterana de Estudiantes a pieza clave de la selección

Dejó el baloncesto a pie por una grave lesión de rodilla y con una silla de ruedas cumplió el sueño de ser jugadora profesional. En Tokio disputará sus primeros Juegos Paralímpicos.

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La madrileña Vicky Pérez lanza a canasta en el Europeo de Rotterdam. Fuente: IWBF

Vicky Pérez lo tenía muy claro desde niña, quería ser jugadora profesional de baloncesto. Sus primeros botes con el balón los dio en Magariños, en la prolífica cantera de Estudiantes, donde disfrutaba correteando y anotando canastas. Cuando ya oteaba de cerca su sueño, a los 16 años una grave lesión viró su rumbo. “Me rompí el ligamento cruzado anterior y en quirófano cogí una bacteria que se comió todo por dentro y me tuvieron que poner una prótesis de rodilla. Traté de continuar, pero los dolores no me dejaron, ahí pensé que el deporte se acabaría para mí”, cuenta.

Comenzó a estudiar Terapia Ocupacional y a través de esa carrera descubrió el baloncesto en silla de ruedas, que le dio la oportunidad de iniciar su segunda etapa como jugadora. “Cuando se lo comenté a mis padres me dijeron que estaba loca, porque yo caminaba. No podía saltar ni correr, sabía que tenía que haber un deporte que se ajustase a mí”, recuerda. Un amigo de su padre le puso en contacto con el Getafe BSR y allí se presentó, ilusionada, para volver a sentirse deportista.

“Me encantó, aunque la adaptación fue difícil, al principio perseguía sombras, cuando trataba de ir detrás de un compañero, él ya se había dado la vuelta y yo continuaba en el otro lado de la cancha. Y todos los días tenía moratones porque siempre estaba por los suelos”, dice entre risas. Poco a poco fue creciendo hasta convertirse en una pívot físicamente potente, trabajadora y con gran capacidad de entrega.

Dio el salto al CD Ilunion, el equipo más laureado de España y uno de los mejores de Europa, con el que ha ganado varias ligas, Copas del Rey y Champions League, y esta temporada recaló en el Amiab Albacete -ganó la Copa en junio- para seguir compartiendo vestuario con su marido, Alejandro Zarzuela, uno de los pilares de la selección masculina. “Tenerlo al lado me ha ayudado a crecer. No hay mejor maestro que él, es un lujo contar con su apoyo, es de los mejores del mundo y a veces le digo ‘Que asco das de lo bueno que eres’”, bromea la madrileña, que confía en que algún día haya una Liga española femenina.

Pérez acompañó a su pareja en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, y en unos días vivirá esa experiencia, pero en la cancha, ya que ha sido una de las 12 ‘guerreras’ elegidas por Abraham Carrión para la competición en Tokio. “Cuando iba a los pabellones y a la villa paralímpica a ver a Álex sentía envidia sana. Ahora, por fin me toca a mí. Está muy bien acudir a las gradas como fan, pero ser protagonista en una cita así y vivirlo desde dentro tiene que ser lo máximo para un deportista. El momento que tanto esperaba ha llegado”, recalca.

La madrileña debutó con España en el Europeo de Frankfurt en 2013 y desde entonces no se ha perdido ningún campeonato, estuvo en el histórico séptimo puesto en el Mundial de Hamburgo 2018 y en la cuarta plaza del Europeo de Rotterdam en 2019, donde la selección logró la clasificación para unos Juegos Paralímpicos 29 años después. “Estar en Tokio es un premio, ha sido un camino complicado. Desde pagarnos las concentraciones y viajes, hasta disputar amistosos con amigos que se prestaban a sentarse en una silla para que nosotras llegásemos preparadas a los torneos porque no había dinero para jugar frente a otros equipos”, apunta.

Según Pérez, la clave del salto de calidad de este equipo radica en el rodaje que han tenido las jugadoras con sus clubes y en el empuje de una nueva generación. “Las jóvenes le ponen alegría y pasión, pese a tener las manos llenas de ampollas, entran en la pista con una sonrisa de oreja a oreja y eso a las veteranas nos anima, hacen que queramos jugar a su lado. Estos diamantes en bruto han hecho que la selección crezca como la espuma”, asevera la pívot, cuya alegría es incompleta ya que la cordobesa Veva Tapia se perderá el evento -sí estará en el cuerpo técnico- ya que fue una de las jugadoras de clase 4,5 que no superó la revisión exigida por la IWBF para poder competir: “Somos muy amigas, hemos sufrido juntas y trabajado codo con codo durante años. Su ausencia en la pista es un duro golpe, algo muy injusto”.

En la capital japonesa se enfrentarán en la fase de grupos a Holanda, Estados Unidos, China y Argelia. “Este equipo es como el ‘ave fénix’, de sus cenizas sale una y otra vez. Ahora toca disfrutar, la sorpresa ya la hemos dado porque estamos entre las mejores. En mi casa siempre se ha dicho que soñar es gratis, así que queremos más. Sabemos que tenemos cualidades para plantarles cara a las potencias, hay talento y mucha ilusión. Podemos llegar a donde nosotras queramos, vamos a pelear por hacer un buen papel. Se lo debemos a aquellas pioneras que se quedaron por el camino y que han luchado para que nosotras cumplamos este sueño”, finaliza.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Vicky Pérez

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