Dani Stix, de niño del Cola Cao a ‘perro de presa’ en la cancha

Superó un cáncer congénito y el deporte ha sido el motor de su vida. Con 24 años es una pieza clave en la selección española de baloncesto en silla. En Tokio buscará su segunda medalla en unos Juegos Paralímpicos.

Dani Stix durante un partido del Europeo de 2019 en el que España ganó la plata. Fuente: FEDDF

Hace ocho años Dani Stix se dio a conocer tras protagonizar un ‘spot’ televisivo para Cola Cao donde se le veía practicar bicicleta de montaña, esquí o kitesurf. El eslogan de la multinacional le venía como anillo al dedo: nació con energía para disfrutar de la vida, siempre activo y con ganas de comerse el mundo. Superó un cáncer infantil congénito que le dejó parálisis en las piernas y el deporte le dio alas para sentirse libre. Lleva nueve años como jugador profesional de baloncesto en silla de ruedas, siendo una pieza importante en los éxitos del CD Ilunion y de la selección española.

“De aquel niño conservo la ilusión y la inquietud. Aunque algunos me reconocen por el anuncio, ya pasó esa época, ahora soy más maduro y tengo hasta barba”, bromea. A los ocho días de nacer con un gran bulto en la espalda, Stix recibió la primera sesión de quimioterapia. Le extirparon un riñón, se sometió a numerosas operaciones y le tuvieron que colocar una prótesis en la columna. “Los primeros años fueron continuas sesiones de fisioterapia y demasiadas visitas al hospital. Nací con un 20% de probabilidades de sobrevivir. Le debo la vida a mucha gente”, asevera.

Desde pequeño tenía claro que había nacido para el deporte. Natación, ciclismo o esquí, nada se le resistía al intrépido joven. “Era muy inquieto y pese a estar en una silla, necesitaba moverme. Mucha gente me decía que no podría hacer algunas cosas y que no sería independiente. Les he demostrado lo contrario. Antes me veían desde la pena y soltaban frases como ‘Pobre chaval, que vida complicada debe tener’. Hoy en día, aunque queda mucho por trabajar, se han roto barreras mentales, ahora nos ven desde el respeto y como a una persona más”, sostiene.

La educación que le dieron sus padres forjaron su arrojo y porfía. “Si me caía, tenía que levantarme solo. Un día mi madre me hizo saltar de la silla para recoger un chicle que tiré en la calle, tuve que arrastrarme por el suelo, cogerlo y tirarlo en una papelera. Gracias a que nunca me sobreprotegieron he podido hacer de todo. No necesito andar, me considero muy afortunado y feliz porque me dedico a lo que quiero”, recalca el madrileño, que estudia Económicas.

El baloncesto, su pasión

Con 14 años el baloncesto llamó a su puerta y, hasta la fecha, es el jugador más joven de la historia en disputar una Champions League, competición que ha ganado en una ocasión con el CD Ilunion. “Me dieron una oportunidad que conllevaba una gran responsabilidad, tenía que rendir con los mejores del mundo. Me daba igual enfrentarme a un tío más fuerte o alto, me pegaba con cualquiera. Soy un poco cabrón, he desesperado a más de uno, pero cuando un adversario se marcha enfadado conmigo es porque he hecho bien mi trabajo”, dice entre risas.

Stix lo da todo sobre el parqué, es un ‘perro de presa’, un especialista defensivo con el que siempre se puede contar para amargarle el día a la estrella del rival. Esa faceta resulta clave en los planteamientos del seleccionador nacional, Óscar Trigo. Con España debutó en 2015 y ahora, con 24 años, es el nexo entre los veteranos y los más jóvenes del equipo, siempre mostrando su versión cómica y más gamberra. “Me gusta mi rol, en el vestuario soy muy bromista y suelo hacer humor negro con nuestra situación, reírse de uno mismo y ver el lado positivo de las desgracias es la mejor forma de afrontarlas”, apunta.

El escolta confiesa que enfundarse la camiseta de la selección “es un orgullo y un honor. Representar a mi país es lo máximo a lo que puedo llegar como deportista. Cuando suena el himno español antes de un partido me emociono y saco una garra extra”. Hace dos veranos contribuyó al subcampeonato en el Europeo de Polonia y en 2016 a la plata en los Juegos Paralímpicos de Río. “Fue una sorpresa, nadie apostaba por nosotros, hicimos algo histórico e indescriptible, un sueño cumplido”, añade.

En Tokio firmaría una nueva final frente a Estados Unidos, equipo que les privó del oro en Brasil: “Quiero venganza -ríe-. Eso sí, espero que mi padre, que es estadounidense, esta vez vaya con los intereses de su hijo, porque tengo la imagen grabada de Río de Janeiro, cuando sonaba el himno norteamericano miré hacia la grada y ahí estaban él y mi hermano pequeño con la mano en el pecho”. España tendrá que lidiar en la fase de grupos con Turquía, Colombia, Corea, Canadá y Japón.

“La favorita es Gran Bretaña, tiene el mejor equipo del mundo, pero aspiramos a todo, podemos ganar el oro. Estamos en un momento dulce, venimos de ganar la plata en el Europeo y demostramos ser una selección con un pico alto de forma. España compenetra a la perfección el talento joven con la experiencia, nos hemos ganado el derecho a confirmar que podemos competir de tú a tú con cualquier país y, a partir de ahí, nos vamos a dejar el alma para alcanzar el podio”, finaliza Dani Stix, que nunca pierde la sonrisa que le caracteriza.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Dani Stix

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